El abogado Diego Torales, miembro de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), y representante en la Junta Asesora y de Control de Gestión del INDERT afirmó que genera varios efectos positivos la formalización de la tenencia de la tierra en manos del sector campesino, tal como se está realizando en este momento, masivamente.
Explicó que en primer término tenemos que entender que la calidad de propietario de aquel que ya tiene su título es distinta que el ocupante que todavía no posee título de propiedad. “Una cosa es ser propietario y otra cosa es ser ocupante. Eso genera un cambio en la mentalidad misma del campesino. Él, automáticamente cuando es propietario y está escrito en la propia ley, se genera lo que se llama arraigo”, enfatizó.
Una vez que tiene su título de propiedad ya podemos hablar del arraigo de la familia campesina. Después vendrán más adelante obligaciones de carácter de infraestructura, como dotarle de mercado para la comercialización de su producto, que ya es más secundario, considera Torales.
Pero cree que lo primordial es que esta persona tenga el título de su propiedad, que sea formalizado en la tenencia de su tierra, porque esto va a generar otros derechos que son de carácter real, incluso sucesorio, porque eso va a heredar a sus hijos y nietos.
En segundo término, refirió que podemos hablar de efectos positivos colaterales y “ahí sí puedo hablar como gremialista. Qué es lo que ocurre, automáticamente se reduce de manera sustancial la intención del sector campesino de invadir propiedad privada, porque al ser ellos mismos propietarios, beneficiarios de la ley, ellos también toman conciencia del valor de la propiedad privada y se desalienta la invasión de la propiedad privada”.
Añadió que al ser ellos propietarios, no son motivados por sectores radicalizados de izquierda para invadir propiedad privada. Entonces, cuando se les formaliza, se les vuelve propietarios, automáticamente ellos se convierten en protectores de la propiedad y por otro lado también tenemos, por ejemplo, lo que decían en el caso del Chaco, Nueva Mestre, que bajan sustancialmente los casos de abigeato.
Naturalmente también los semovientes forman parte de aquello que es patrimonio, lo que significa propiedad privada y se transmuta esa protección a los semovientes.
En síntesis, la formalización de las tierras genera un montón de efectos colaterales positivos, la titulación de tierra en manos del sector campesino. También tenemos que tener en cuenta, que el Estado no sea el mayor tenedor de tierra, que no sea un gran latifundista, precisó el miembro del gremio de ganaderos.
A su criterio, el Estado debería dar masivamente los títulos de propiedad para que no figure el propio estado como un gran negligente que tiene todas las tierras a su nombre todavía y no les da a sus ciudadanos lo que le corresponde.